Después de haber leído el texto de
Carlos Marcelo García reconozco que el convertirse en profesor en un continuo
aprendizaje a lo largo de la vida.
En
la mayoría de los casos tenemos un sistema de creencias hacia la enseñanza. Las
instituciones formadoras de docentes no están satisfechas con la enseñanza que
se genera a raíz de las políticas educativas o por existir en sus entrañas una
enseñanza fragmentada y alejada de la realidad, podemos decir que la tutoría se
enfrenta a grandes retos, se observa
divorcio entre lo teórico y la práctica, además de que ya en servicio
solo se centran en la eficiencia y descuidan la innovación que son los dos
aspectos que permiten ir mejorando su práctica educativa, en su formación hay
escasa vinculación con las escuelas por
lo que es necesario que la tutoría se
desarrolle entre experto y aprendiz, siendo el primero aquel docente que cuenta
ya con experiencia ganada a través de los años y la constancia por superarse
día a día, contando con conocimientos bastos para ver no solo lo superficial de
los problemas, sino con una visión más estructural del pensamiento, es
imprescindible considerar un reto más que como tutor debemos considerar, el
hecho de que los noveles tienen no solo una tarea por realizar ya que además de
enfrentarse al grupo y enseñar a sus estudiantes.
Un reto
como tutor será el de comprender que se es experto solo si existe constancia
para seguir entendiendo que el aprendizaje nunca termina, no quedar estancado
como experto rutinario, sino un experto
adaptativo ya que el aprendizaje cambia y es imprescindible responder a las
exigencias de un mundo cambiante y globalizado que requiere De ejercer un
control voluntario y estratégico sobre
el proceso, contemplando las dos dimensiones relevantes en el proceso de
convertirse en un profesor experto: innovación y eficiencia que hacen balance
dentro del desarrollo profesional.
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